Los nuevos compañeros seguían desconfiando el uno del otro. El humano bardo los trataba de convencer de que iba a ser imposible que los dejen entrar en Hillsfar y encima parte del grupo estaba empecinado en ir a Mulmaster (a cientos de km de distancia).
Ni hablar de que toda esta conversación se daba cuando el bardo estaba desnudo como su dios (que aún no termina de definir) lo trajo a Faerum.
El grupo le da al bardo, en un acto de enorme y demostrada generosidad, una capa vieja y sucia, un escudo y una espada.
Al poco tiempo de tanto discutir con el bardo, el semiorco bárbaro se va solo del grupo y llega hasta un camino muy ancho (como para dos carretas) y encuentra un grupo de Penachos Rojos, la guardia de Hillsfar.
Los soldados estaban venerando un cementerio sagrado donde estaban sus compañeros caidos hace tiempo en una batalla contra los Zhayinos.
De este encuentro se sucede una serie de hechos que provoca el caos total en el grupo de aventureros:
De repente aparece en el cementerio un esqueleto gigante que se alimentaba de esqueletos pequeños que se pegaban a su cuerpo. Los soldados de Hillsfar huyen aterrorizados hacia la ciudad, el grupo de aventureros se las arregla para destruir al enorme muerto viviente.
Luego, una serie de comentarios pocos felices hacia los semiorcos por parte del humano bárbaro casi hace que el grupo termine dividido.
En realidad, terminaron divididos. El bardo sale huyendo en busca de ayuda y el resto del grupo corre hacia el medio del peligroso bosque de Cormanthor.
De esta manera terminaba la 17ma sesión. El grupo dividido, el bardo casi sin esperanzas de volver a salir de aventuras y si las cosas con os humanos de Hillsfar eran complicadas, ahora estaban peor que nunca.
Buenas noches !
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